China aspira a convertir el yuan en una divisa internacional

Pekín (DPA).- Con medidas rápidas, China ha comenzado a convertir su moneda nacional, el yuan, en una divisa internacional.

La disputa entre Estados Unidos y China sobre el valor del yuan, artificialmente subvaluado según Washington, desvía la atención del hecho de que China ya lleva algún tiempo facilitando en todo el mundo el comercio y las inversiones en yuanes, a pesar de que Pekín sigue controlando la cotización de su moneda.

Muchos expertos bancarios ya están hablando de una “revolución financiera” que tendrá importantes consecuencias para los mercados internacionales.

En realidad, los planes chinos no deberían sorprender a nadie. Se trata de una consecuencia lógica del ascenso internacional de China, país que ya se ha convertido en la primera nación exportadora y en la segunda economía del mundo. Seguro de sí mismo, el presidente Hu Jintao ha asegurado que el dólar estadounidense como principal divisa internacional tiene los días contados.

El miedo estadounidense al asenso del “redback”, tal como llaman al yuan para diferenciarlo del “greenback”, de ninguna manera está infundado. Mientras que el dólar y el euro han sido golpeados por la crisis, muchos expertos financieros están convencidos de que el yuan se convertirá en pocos años en la tercera divisa internacional.

La demanda del yuan, también llamado renminbi (moneda popular), es particularmente fuerte en países en vías de desarrollo y en los emergentes, con los que China realiza actualmente el 55 por ciento de su comercio. En tres o cinco años, al menos la mitad de ese comercio podrá realizarse en yuanes, augura un estudio del banco HSBC. El año pasado solo se usaba el yuan en el tres por ciento del comercio exterior chino. En unos pocos años, por tanto, el yuan será usado en transacciones comerciales por valor de casi dos billones de dólares.

China comenzó a preparar este proceso hace año y medio, cuando permitió de forma limitada el uso del renminbi en las transacciones comerciales. Esta apertura se fue extendiendo el año pasado a todos los países y a casi 70.000 empresas chinas. Los ahorros que se obtienen en las transacciones de divisas, la eliminación de riesgos cambiarios y la prevista revaluación hacen más actractivo el cambio del dólar al yuan.

Como siguiente paso, el banco central chino autorizó la semana pasada por primera vez a las empresas chinas realizar sus inversiones en el exterior en yuanes. El presidente Hu Jintao explicó que se trata de medidas concretas con las que China responde a la crisis financiera internacional con el objetivo de agilizar el comercio y las inversiones.

El mandatario chino admitió que la conversión del yuan en una divisa internacional es un proceso “bastante largo”. Sin embargo, el aumento veloz del número de transacciones que ya se pueden realizar en yuanes demuestra que la demanda en el mercado es grande.

Cuantas más transacciones se pueden realizar en yuanes, tanto menos rápido crecen las reservas de divisas de China, que el año pasado aumentaron un 18,7 por ciento, a 2,85 billones de dólares.

Tltimamente, el gobierno chino permite a los exportadores que mantengan sus ingresos de divisas en el exterior en vez de tener que cambiarlos inmediatemente.

Desde enero, el Bank of China también ofrece cuentas en yuanes en sus filiales en Nueva York y Los Angeles. Algunos bancos occidentales, como el HSBC en Hong Kong, ya están ofreciendo esos servicios. Ahora, sin embargo, por primera vez un banco estatal chino planea establecer en Estados Unidos el centro cambiario de un yuan internacional.

Hace poco también comenzaron a emitirse fuera de China préstamos en yuanes, que tienen una gran demanda. La cadena de comida rápida McDonalds, el fabricante estadounidense de máquinas de construcción Caterpillar y la multinacional petrolera BP ya han comenzado a emitir préstamos en yuanes.

Según el HSBC, la marcha triunfal del yuan revolucionará en pocos años los mercados internacionales: “La internacionalización tendrá a largo plazo importantes repercusiones para China y para la economía mundial”.

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